Tanto gustaba de exibir su vuelo que un día su voladora elegancia tomó su lugar en la existencia. Los pájaros que aquí volaban hace mucho dejaran de existir, pero su vuelo se cristalizó en la memoria como un olor que pone zapatos. Sin nubes el pájaro pegóse al cielo y ahora solo el tiempo es capaz de hacerlo irse cada vez más lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.